El baby botox se consolida como uno de los tratamientos emergentes más demandados de la actualidad, con una incidencia especialmente alta entre las personas jóvenes y de mediana edad (de los 25 a los 35, aproximadamente).

El tratamiento consiste en la inyección de microdosis de botox, generalmente de 25 a 35 unidades repartidas en varios músculos del rostro, sobre todo de la frente (dos a 12 unidades), la glabela y el área de las cejas (20 a 22 unidades) y las comisuras de los párpados (tres a cuatro unidades por cada ojo). Es decir que a diferencia de los tratamientos con toxina botulínica tipo A , la cantidad usada  habitualmente es menor, logrando un resultado más natural.

Se aplica con mucha precisión para conseguir un efecto muy suave y natural en esas zonas conflictivas en las que empiezan a aparecer pequeños surcos en la piel como las líneas de expresión, el entrecejo y en la zona de las patas de gallo.

Los efectos se comienzan a notar a las 48-72 horas y no duran más de 6 meses. El efecto máximo del botox es desde el día 15 hasta los 3 meses. A partir de ese momento empieza a disminuir su efecto y a los 5-6 meses ya no existe prácticamente ninguno, por lo que lo más habitual es que a los 4-5 meses haya que repetir el tratamiento.

¿Para quién está recomendado?

Hay que tener en cuenta que el baby botox tiene sentido si hay pocas arrugas o no son muy profundas o bien solo si se busca prevenir, especialmente en rostros en los que se ve, incluso siendo muy joven, que la anatomía muscular tiende a contraer áreas como el entrecejo o las patas de gallo. Y es que el fin último es que, al paralizar esos músculos que forman las arrugas, éstas no lleguen a formarse.